Y esa es la principal diferencia con el llamado gofre belga o de Bruselas, aunque huelga decir que el bruselense incorpora claras montadas y les da un aspecto más ligero, además, estos siempre rectangulares, y los de Lieja, por el tipo de masa, más irregulares.
Ingredientes:
- 375 gr de harina
- 180 gr de leche
- 25 gr de levadura fresca
- 1 huevo y una yema
- 8 g de sal
- 1 cucharadita de azúcar avainillado
- 200 gr de mantequilla a temperatura ambiente
- 250 gr de azúcar perlado
- Mermelada
Ponemos la harina en un recipiente, añadimos la levadura fresca desmenuzada con las manos y luego, la leche que deberá estar algo tibia. Mezclamos un poco y luego, añadimos el huevo y la yema, más el azúcar vainillado, volvemos a mezclar hasta que, al menos, la mitad de la harina esté incorporada.
Es el momento de añadir la sal y ahora sí, hay que mezclar hasta obtener una masa homogénea que será muy pegajosa, pero no añadas más harina. Tapamos el recipiente y dejamos levar unos 30 minutos (quizás más en invierno).
Desgasificamos la masa con las manos o el puño, agregamos el azúcar perlado, y con una amasadora y el gancho de amasar, incorporamos, amasando un par de minutos, el azúcar. Luego, con la máquina en marcha vamos añadiendo cubitos de mantequilla, poco a poco, para que se vaya incorporando mientras se amasa, es igual que se hace en el brioche.
Dejamos reposar la masa 10 minutos, una masa brillante y muy pegajosa. Calentar la gofrera, pintarla con mantequilla (si es antiadherente no hará falta) y poner, con la ayuda de una cuchara o un funderele una porción de masa en el centro. Cerrar la gofrera y dejar cocinar hasta que esté bien dorado.
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